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Chifles talareños: sabor y emprendimiento familiar

“Los mejores chifles de Talara son estos”, dicen los clientes de Raquel Sernaqué, una microempresaria dedicada a la venta de estos productos tan característicos de nuestra región piurana. Doña Raquel evoca sus duros inicios, vendiéndolos en los buses interprovinciales que partían hacia Lima y con los que obtenía escasas ganancias. Sin embargo, un día vinieron a su mente las enseñanzas de su madre preparando este tradicional plato verde frito y se animó a dar el gran paso del negocio propio.

“Hasta el momento, no me puedo quejar, ya pasaron quince años y con la ayuda de toda la familia hemos salido adelante”, señala mientras destaca que el negocio les permitió solventar los gastos de la casa y los estudios de sus seis hijos. Y como lo que se hereda no se hurta, una de ellas ya tiene su propio local de venta de chifles.

Empezamos, comenta, con un horno artesanal fabricado por uno de mis hijos mayores, y ahora, ya más equipados, logramos vender hasta mil bolsas diarias de chifles, para lo cual se utilizan diez mil plátanos a la semana. Por eso cuando uno pasa por su casa se percibe un olor exquisito y aún se puede ver a parte de la familia dedicándose al tradicional negocio.

“Nos levantamos, antes de que el bello sol de Talara aparezca, dándole gracias a Dios por lo mucho que nos ha dado, y siempre pidiéndole que ese día sea más bendecido que el anterior”, cuenta Raquel cuando le preguntamos la razón de su éxito.

Si desean degustar los “Chifles mi Teresita” (nombre de la madre y de la hija que le siguió los pasos) solo tiene que llamar al 969 149 545, quedarán más que satisfechos.