Una niña llamada Alianza Lima ¡al revés!
Su padre, hincha del equipo blanquiazul, tuvo la idea al ver un póster del equipo de sus amores. La pequeña tiene ya tres años.
¿Cómo se expresa el amor? Con cariño, respeto, regalos, caricias… ¿Y si es el amor a un club de fútbol? Para Christian Germán Peña Palomino no había duda: su cariño y apego a Alianza Lima debían quedar perennizados en el ser que había cambiado su vida y la de su esposa: la hija que estaba por nacer.
Pero lejos de pensar en camisetas con el dudoso lema de “Soy blanquiazul desde el vientre de mi madre”, Christian pasó horas pensando en poner Alianza a su hija. ¿O debería ponerle Lima? ¿Íntima? ¿Grone? Hasta que lo supo: la solución estaba en hacer todo al revés.
Aznaila Amil.
Un nombre muy musical y exótico, pero que es Alianza Lima al revés. “Fue cosa del momento. Los hinchas de Alianza Lima no lo pensamos mucho cuando queremos algo. Hasta mi abuela es aliancista”, explica Christian.
Sin embargo, su esposa, Estéfany Atoche Alburqueque, cuenta que cuando salió del hospital fueron a la casa de su suegra. Allí, en el dormitorio donde descansaban con la recién nacida, vieron un poster de Alianza Lima. “A ver, lee al revés”, le dijo a su esposo, como probándolo porque sabía que por el equipo blanquiazul podía hacer de todo. Les gustó cómo sonó y se miraron cómplices.
Cuando fueron a inscribir el nombre, el funcionario enarcó una ceja y les preguntó por qué le habían puesto ese nombre raro. “¿Es árabe?”, inquirió. Pero cuando supo lo que significaba, aplaudió como aplaudiría un gol de media cancha en Matute. En Talara, hay más hinchas aliancistas de los que podemos imaginar.
Ahora, Aznaila Amil va a cumplir tres años. Los padres aún no saben si para la fiesta encargarán una torta de Peppa Pig o de un estadio blanquiazul. Cuando cumplió dos años, ningún regalo llegó con el nombre correcto. “Por eso, muchos, para no equivocarse, le llaman Azli”, explican sus padres.
Y en la casa del asentamiento humano José Gálvez, Christian Peña se sienta cada fin de semana a ver el partido del cuadro íntimo junto a su hija. “Ya aprendió a gritar gol, aunque quisiera que tuviera más oportunidades de hacerlo”, dice con algo de resignación, porque su Alianza Lima no le da muchas alegrías últimamente.
“La única que nos da alegrías es Aznaila Amil”, dice con sabiduría la madre. Y los tres ríen con esa alegría tan talareña que contagia.