Don Nicomedes Santa Cruz y Talara
Escribe: Miguel Godos
Don Nicomedes Santa Cruz nació un 4 de junio de 1925, en el distrito moreno de La Victoria. Después de concluir el colegio y trabajar en la herrería familiar, donde a golpe de martillo marcaba el pie de sus décimas, decidió recorrer el Perú y América allá por 1956. Fue en esa ocasión de peregrinaje por la patria que visitó Talara. En donde no sólo quedó impresionado por la riqueza sino por el magnetismo exótico de la expresión en inglés tan común en la petrolera Talara.
Fue en esa ocasión en la que escribió a vuelapluma estos sentidos versos:
Talara (o Talara, no digas «yes»)
(1959)
Talara, no digas «yes»,
mira al mundo cara a cara;
soporta tu desnudez
... y no digas «yes», Talara.
Y dice así:
Mi raza, al igual que tú,
tiene sus zonas ajenas:
tú por petróleo en tus venas,
yo por ser como Esaú.
A veces no es el Perú
lo que está bajo tus pies.
Yo a veces cojo la mies
para que otro se la coma.
Si solo es nuestro el idioma,
Talara, no digas «yes».
Lo que ganas y te dan
recíbelo sin orgullo:
es un diezmo de lo tuyo,
es migaja de tu pan.
Y si acaso un holgazán
a patriota te retara,
deja que siga la piara
en su cuadrúpeda insidia;
si el mundo entero te envidia
mira al mundo cara a cara.
Pero cuando tus entrañas
ya no tengan más que dar
y no haya qué perforar
en tu mar ni en tus montañas;
cuando lagartos y arañas
a la «rotaria» hagan prez;
cuando la actual fluidez
se extinga como el ocaso,
contra el viento de «El Tablazo»
soporta tu desnudez.
Ese día está lejano
y ojalá no llegue nunca,
más como todo se trunca
pensemos en todo, hermano:
Si te dedicas al grano
yo te traeré agüita clara,
y si en el desierto se ara
te serviré de semilla,
... y no dobles la rodilla,
... y no digas «yes», Talara.
Nicomedes Santa Cruz, durante su vida se dedicó al rescate de lo afroperuano al lado de su hermana Victoria (1956-1961). Hizo visibles a los invisibles. Producto de este esfuerzo publicó artículos en los diarios Expreso y El Comercio.
Después de recorrer Brasil, México, Cuba, Santo Domingo radicó en Madrid (España) en donde su característica voz simbolizó la voz de América y el Perú en Radio Nacional de España. Un 5 de febrero de 1992 su voz se apagó para siempre dejando una huella indeleble e imborrable del ser peruano.