SOMOS MUNDIALISTAS, SEÁMOSLO SIEMPRE
Escribe: Efraín Trelles
Todo el Perú jugó el repechaje. La fuerza espiritual del clamor popular y la contundencia del fervor pelotero reinaron felizmente en cada rincón de esta tierra que el Sol ilumina porque Dios lo manda. Talara vivió la clasificación mundialista (qué lindo poder expresarse así) con calor popular tempranero y concentración en el Centro Cívico.
Desde temprano se fue palpitando la emoción, se fue perfilando el deseo de ver triunfar los colores patrio. Hasta los mototaxistas talareños pusieron bien el alto la bandera bicolor, al frente de sus bien acondicionadas naves.
Al caer la noche la gente se fue congregando en el centro de la ciudad, todos juntos, Como una sola familia la multitud talareña se fue agrupando para disfrutar las acciones en bien acondicionadas pantallas, grandes como nuestra esperanza, y entonces rodó el balón allá en el Nacional y casi de inmediato Luis Advíncula demostró su capacidad sacado un espectacular remate, con cambio de pie, que dejó temblando el arco de Marinovic. Era la demostración de que se podía, pero también podía entenderse como la reiterante frustración de ver el arco rival cerrado. En todo el Perú, no solo en Talara, la esperanza y la duda se daban la mano por igual.
Felizmente entre Advíncula y “Polito” hilvanaron muy bien por derecha penetrando con peligrosidad. Apenas en 20 minutos Raúl Ruidíaz ya había recibido el balón tres veces de espaldas al arco y tres veces había girado con el balón controlado, algo que nunca se vio en Wellington. Pero los Kiwis son de doble tracción y empezaron a generar la sensación de equilibrio. Incluso se animaron a salir y fue ahí que “Orejas” quitó balón y Trauco, por la izquierda, sacó espectacular pase al vacío donde corrían “Aladino” Cueva y Wayne Reed.
Talara y el Perú entero disfrutaron al ver por fin al gran back neozelandés confrontando la velocidad peruana en campo abierto. “Aladino” hizo lo suyo y luego apareció Jefferson Farfán con la contundencia el anhelado gol. Fui ahí que se abrieron, talareños, las puertas del festejo.
La “Sombra” Ramos alcanzó a darnos el gol de la tranquilidad y tras inagotables cuatro minutos de tiempo extra el francés hizo sonar el silbato. Mundialistas. Mundialistas por fin.
La dicha era plena. De nuevo mundialistas, de nuevo abrazados como hermanos. Y en la cálida noche talareña todos fueron nuevamente una sola familia poblando la ciudad de dicha y luciendo inmensas banderolas que ondeaban por encima de la multitud.
Mientras usted lee estas líneas los ecos de la fiesta están frescos aún en cada rincón de patria chica. Mientras usted lee, las mieles mundialistas empiezan a endulzar la vida. Justo cuando más lo necesitábamos, talareños, nos llega desde el verde esta lección de entrega y verdad. Si así nos entendiéramos también fuera del campo… no nos pararía nadie.
Atención: ganarle a Nueva Zelanda no es una hazaña. Incluso clasificar al Mundial no ha sido una hazaña sino la continuación de una buena labor que se ha exhibido fecha a fecha. No nos sobra nada y ahora debemos asumir el reto de mejorar más aún y acudir al Mundial con jerarquía. Y ojalá esa fibra social de sentirse mundialista de fruto también fuera del verde. Somos mundialistas, seámoslo siempre.
Escúchanos en vivo a las 8 a.m. en Radio Marilú 105.3 FM
Artículos recomendados

EL ANTIGUO BARRIO ROJO DE TALARA
